La fascinación que los mitos ejercen sobre sus creyentes es apenas mayor que la fascinación que ejercen sobre los académicos que los estudian. Este es el caso de Lévi-Strauss: su método -una de las más celebres aportaciones a la disciplina antropológica del siglo XX- parte de la idea de que todo pensamiento humano puede ser reducido a un patrón fundamental, que consiste, por una parte, en la oposición de dos categorías y, por la otra, en la mediación gracias a una tercera. En este segundo volumen de Mitológicas, Lévi-Strauss emprende un análisis de las relaciones entre los mitos de la miel y el tabaco. La miel tiene como característica la seducción y el deseo, conduce al hombre a una degradación y representa la caída al estado salvaje. El tabaco, por el contrario, se quema y, por lo tanto, se cocina; representa dominio de la naturaleza y supone la vuelta al estado de cultura. A través de la oposición miel-tabaco el autor descubre significados insospechados y penetra en lo más profundo de los procesos de pensamiento. El resultado no podría ser más contundente: el hombre civilizado no se distingue del primitivo en su calidad de pensamiento, sino solo en los medios para expresarlo.