El presente texto ofrece un marco conceptual e histórico, desagregado por regiones, de la conformación de Chile; consolida, de esta forma, una perspectiva que se ha venido trabajando en los años recientes por importantes historiadores nacionales. Constituye una aproximación complementaria, pero imprescindible, a la evolución republicana, que enriquece su comprensión. En la actual coyuntura histórica, una mirada más equilibrada territorialmente y que incorpore los desarrollos regionales, puede aportar importantes claves que iluminen los debates del presente.
El libro se concentra en el siglo XIX chileno, época de grandes transformaciones en que se sentaron las bases del Chile actual. No era así en tiempos coloniales. La configuración tradicional del país, que reconocía la existencia de tres grandes provincias, sobrevivió al advenimiento de la Independencia y la configuración de un Estado-nación soberano. Desde sus asambleas, promoviendo gobiernos colegiados y congresos representativos, las provincias instaron por un país multipolar y por espacios de autonomía regional, lógica que se ve impulsada, desde la vertiente ideológica, por el auge del liberalismo federalista, que fracasa en Chile pero que se impone en muchos países de América.
La instauración del Estado en forma, con la Constitución de 1833, cierra un ciclo inicial de tensiones regionales en la conformación nacional. Se inicia la consolidación burocrática del aparato público en diversos planos.
Entre tensiones y alianzas del centro y las elites interprovinciales, se va conformando el Estado nacional chileno.