Los poemas de este volumen constituyen una colección articulada por el propio autor para ser publicada después de su muerte, y, si bien sería muy aventurado decir que todos pertenecen a sus últimos años, sin duda prevalece en ellos la mirada del poeta poco antes del final. Al margen de las circunstancias de deterioro físico, los poemas seguían surgiendo con fuerza porque eran para el autor una necesidad y llegó un momento en que éste no entendía la vida sin la palabra escrita; no había vida sin la plabra escrita. No hay razones lógicas para encasillar a Bukowski como poeta callejero y alcohólico. En este libro se descubrer como un escritor apasionado por la musica clásica, como un romántico confeso que salda sus deudas de gratitud con quienes le aydaron en tiempos difíciles y como admirador de Céline, Dostoiwsky o Vallejo, de los que se considera heredero directo. Bukowski nació en Andercach, Alemania, en 1920, hijo de un soldado americano, y murió en Los Ángeles, donde siempre vivió, en 1994.