Hormigas
hediondas de cuyo cerebro sale un hongo mortal, humanos cornudos,
tostadas de ratón, un murciélago sudamericano que emite un pulso que
puede penetrar el plomo, un hueso de ciruela tallado con una detallada
escena que incluye a un noble flamenco y una escena de crucifixión al
fondo... Estas son algunas de las cosas que pueden encontrarse expuestas
en el Museo de Tecnología Jurásica de David Wilson, un lugar escondido
en el West Side de Los Ángeles que nos pone en contacto con nuestro
innato sentido de la maravilla haciendo que nos preguntemos cuáles de
los singulares artefactos allí exhibidos son reales y cuáles no. En El
Gabinete de las Maravillas de Mr. Wilson, Lawrence Weschler rebusca
entre los ecos de las Wunderkammern del siglo xiv y nos guía, de la mano
de Borges y Calvino, a través de una sala de espejos que se mueve entre
el rigor de la ciencia y la ficción del arte, yuxtaponiendo lo
auténtico y lo fantástico, lo verdadero y lo imaginario que hay en todo
museo.