En un almacén del puerto de Leith, enclave portuario de Edimburgo, aparece el cadáver desnudo del diputado Tory Ritchie Gulliver. Su muerte es brutal: el asesino lo castró y lo dejó desangrarse, en una escena que ya señala el alcance de su machea y su crueldad. Gulliver, cuya trayectoria estuvo marcada por escándalos, corrupción y racismo, ha provocado odios y resentimientos suficientes como para convertir su crimen en un acto que promete más de lo que parece a simple vista.Entra en escena el inspector Ray Lennox, viejo conocido de Gulliver y de los lectores de Irvine Welsh, recordado por su primera aparición en Crimen, la novela que inauguró la trilogía policial y que ahora prosigue con Los cuchillos largos. Este nuevo caso, que se puede leer de forma independiente, nos devuelve a su novia Trudi, a su psicoterapeuta Sally Hart, y también a Amanda Drummond, Bob Toal, e incluso a Sick Boy en un breve cameo. Una galería de personajes siempre fascinante se reencuentra con Lennox y se amplía con la llegada de Vikram Rawat, “el biografo”, un iraní que cambió de nombre para hacerse pasar por indio, porque eso molaba y le facilitaba integrarse en ciertos círculos.La novela equilibra violencia, ironía y humor negro en una atmósfera que retrata la ciudad con sus sombras, sus tensiones de clase y sus complejas redes de poder. Welsh mantiene su pulso y su capacidad para convertir un caso policial en una exploración de la identidad, la corrupción y la oscuridad humana, sin perder un ápice de su mordaz claridad.Autor: Irvine Welsh. Título: Los Cuchillos Largos. Editorial: ANAGRAMA.
