El libro estudia el Estado unitario chileno rastreando históricamente ideas y prácticas que han configurado un ethos, y lo hace examinado su genealogía, así como su presencia actual. No se trata de un análisis de categorías abstractas o de conceptos normativos, sino de penetrar en la interpretación de este principio constitucional, armada con retazos de distintos discursos que han circulado hegemónicamente por nuestra atmosfera intelectual. La lectura del Estado unitario ha sido modelada por creencias sobre la historia del país, la extensión del poder presidencial, la existencia de una nación homogénea o la justificación del saber experto. El resultado ha sido una versión de nuestra forma de estado centralista, autoritaria, esencialista e insensible a las diferencias. El trabajo, junto con intentar reconstruir esa amplia red de creencias, ideales y teorías que circulan en las mentes de los intérpretes, somete a crítica las premisas histórico-culturales que modelan esta objetable interpretación del principio. Por último, el libro trata de pensar otra lectura del Estado unitario, porque éste no implica –necesariamente– una nación homogénea o un régimen presidencial, ni es sinónimo de uniformidad o exclusión.