enrique lihn es un poeta chileno de la generación del cincuenta, que sospecha de la pérdida de fundamento de la existencia y de la palabra de sus tiempo. entonces indaga, conjetura y cuestiona.
sostiene el disentimiento, gesto que contagia al discurso de un potencial de acción y devenir, en cuyo contexto se expande la crítica a los modos de representación de la realidad y al sujeto, situado en medio de la sociedad, la cultura y la historia.
alude en particular a la situación del habitante en tránsito, que circula ajeno por los espacios de la ciudad. por esos espacios la nada y la muerte rondan en tensión con la energía vital, que impulsa a rescatar atisbos de sentido y de vida, reprimidos por la memoria. es una poesía que confía en los movimientos inconscientes de la psique, para sacar a luz los deseos reprimidos y unos restos de sentido, que en su relumbrar hacen aflorar la poesía como un exceso. el impulso disciplinadamente escéptico del gesto crítico es conmovedor, y es hermosa la interpelación a poetas y pintores para retener afinidades o diferencias, en un ademán que define el lugar de pertenencia del poeta en las literatura y el arte. son frecuentes la ironía y la parodia, que a menudo bordean los límites de la crueldad, y ponen de manifiesto toda la perplejidad y desecando que producen situaciones inconcebibles.
la opción por el histrionismo y la opacidad nos alerta sobra las limitaciones de la supuesta agudeza y transparencia racional, y son exaltantes los momentos de tregua en medio del desconcierto.
de ellos brotan imágenes que atrapan fragmentos de la belleza de nuestro mundo.