Desde hace algún tiempo, hemos sido testigos de una serie de fenómenos
destructivos que sugieren un retorno de lo negativo a escala global. De
hecho, contrariamente a las ilusiones de quienes habían planteado la
hipótesis de su agotamiento, nunca ha dejado de marcar nuestra
experiencia, exponiéndola al desafío de dividir y contrastar. Esta
conciencia debe ser asumida y elaborada, incluso por un pensamiento
intencionalmente afirmativo. Y ello, si realmente es así, no debería
negar o eliminar la negación, sino repensarla radicalmente en las cifras
positivas de diferencia, determinación y oposición. El resultado es un
recorrido riguroso y original que, en la tensión entre afirmación y
negación, reconstruye los inquietantes traumas de nuestro tiempo, pero
también el pródromo de lo que se anuncia en sus confines.