La obra de Al-Hallaj (858-922) es una de las cumbres de la poesía mística universal y, a su vez, un acceso privilegiado por su belleza a la espiritualidad sufí, una de las ramas del islam. Hallaj pertenece a esa rara pléyade de poetas para quienes la poesía es una con el pensamiento. Sin embargo, siendo él por sobre todo un místico, esa unidad encuentra su justificación en una experiencia de totalidad, en una relación única con Dios. Experiencia no mutilada, no mutilante, donde el alma coexiste con el cuerpo, donde el corazón y la imaginación, llevados por esta fuerza transfiguradora que es el amor, deviene en un medio de conocimiento, de sentido de verdad. Dar cuenta de esta unidad es el ejercicio de su poesía, notablemente versionada por la poeta chilena Soledad Fariña, quien, además, realiza en este libro una introducción a la poesía de Hallaj y al significado del sufismo.