Es posible sostener que en Nuestra América existe una tradición de pensamiento y que los intelectuales de estas tierras han reflexionado sobre las realidades que le tocara vivir a sus países y al conjunto de Nuestra América. Ese pensamiento, con sus problemas y tesis, configura una trama intelectual, una tradición reflexiva, que se ha desarrollado en el tiempo. Teniendo a la vista estos hechos se puede afirmar que la mencionada tradición debe ser tenida en cuenta y valorizada. Es a tales efectos