La rana y el sapo charlan sobre la posibilidad de que existan seres en otros planetas; un tema lleva al otro y de pronto, se encuentran deseando ser recordados por las generaciones futuras. Pero ¿cómo? Cada uno propone un objeto donde guardar parte de su historia, pero la lechuza es quien tiene la idea más brillante. Brillante en el sentido más literal porque recoge de la montaña de las gencianas y las milenramas unas piedras que se cargan con la luz del sol durante el día y brillan intensamente durante la noche. Así, el sapo, la rana, la lechuza, el búho y el pato construyen lo que ellos llaman «memorias de luz», hundiendo las piedras en el fondo de la laguna. Pero gracias a esta fabulosa idea, unos desconocidos seres de otros planetas los vendrán a buscar para llevarlos a conocer las maravillas de la galaxia. Una experiencia que los animales nunca olvidarán.