Ya en el siglo XIX evocaba A. Comte a Dios como «una medalla antigua con
su relieve casi borrado». Un siglo después, M. Buber constataría el
Eclipse de Dios. Este debilitamiento de la fe en Dios es uno de los
factores desencadenantes del nacimiento de la Filosofía de la religión.
A la crisis de la fe en Dios se sumaron otros acontecimientos que
precipitaron el surgir de la nueva disciplina. En primer lugar, el giro
antropológico. Hegel constató un cierto «cansancio de lo divino». En
segundo lugar, se asistió al descubrimiento de otras religiones. Supuso
una auténtica crisis para el cristianismo. Por último, y casi como
consecuencia de lo anterior, la Europa cristiana asistió a la quiebra
del pensamiento dogmático. Estos acontecimientos, unidos a otros
factores sociales, culturales y económicos, dieron lugar al nacimiento
de la Filosofía de la religión, es decir, a una forma de argumentar
crítica, rigurosa, abierta y libre de ataduras confesionales.