En Eva Luna, su tercera novela, Isabel Allende recupera su país a través de la memoria y de la imaginación. La cautivadora protagonista de este libro es un nostálgico alter ego de la autora, que se llama a sí misma ladrona de historias, precisamente porque en las historias radica el secreto de la vida y del mundo. Como una moderna Scherezade, Eva Luna convierte su vida en una tragicomedia por la que desfila una sorprendente galería de personajes: un embalsamador de cadáveres, una madrina que sobrevive a una decapitación, una mujer con cuerpo de hombre, un fotógrafo austríaco atormentado por los recuerdos del nazismo... Con ternura e impecable factura literaria, Isabel Allende perfila el destino de sus personajes como parte indisoluble del destino colectivo de un continente marcado por el mestizaje, las injusticias sociales y la búsqueda de la propia identidad. Este logrado universo narrativo es el resultado de una lúcida conciencia histórica y social, así como de una propuesta estética que constituye una singular expresión del realismo mágico.