La familia de Leo -principalmente su padre -son pinochetistas, y desde que Leo tiene memoria, escucha a su padre enumerar las bondades del general y su heroísmo para “salvar el país”. Y estando tan lejos, nunca se lo cuestionó. Sin embargo, distintos hechos de su vida, encuentros, visitas de parientes, y otras conversaciones lo llevan a preguntarse si realmente el bando de su familia está en poder de la verdad.
Es una historia bien neutral, donde un chileno desde su curiosidad decide ir más allá de las historias familiares, que en el fondo siempre están contadas desde la distancia geográfica, del “no estar ahí para saber cómo eran las cosas”. Los hechos más anecdóticos lo conectan con una memoria política que de todas maneras existe. Leo comienza a escribir los trazos de su historia como chileno a la distancia, viendo cómo los hechos que ocurren a su alrededor lo conectan a un país que no conoce.
La novela gráfica fue publicada primero en Francia, el año 2015, de la mano de la Editorial Futuropolis, y esa es una particularidad importante: Esta obra que nos acerca tanto, no fue escrita ni dibujada por chilenos. La editorial elogió el trabajo de Bras y Gonzalez, cuyo trazo resulta increíblemente europeo, recordando incluso al francés Emmanuel Moynot, cuyas obras y adaptaciones se caracterizan por ser sombrías y perturbadoras.
