En los meses finales de la Unidad Popular, cuando ya se ve venir el desenlace, un inesperado trabajo de guionista de televisión le da a Maximiliano la oportunidad de superar su propio naufragio personal. Con ciertas reticencias se incorpora al equipo de producción de una teleserie ambientada en tiempos de la guerra civil de 1891. Poco a poco se va comprometiendo cada vez más con el proyecto a través del cual se va mostrando la inquietante simetría entre dos tiempos que son puntos de inflexión en la historia de Chile, la guerra civil de 1891 y el Chile del gobierno del presidente Allende. Maximiliano no solo debe escribir el guion, sino que debe asumir el papel del propio Balmaceda, lo que lo lleva a experimentar la vivencia de un tiempo que se reactualiza en el cotidiano, donde los dos tiempos alcanzan una misma textura de evocación y los límites entre lo real y lo imaginario se tornan tenues.
Con la destreza en el manejo del lenguaje y de las atmósferas envolventes, que caracteriza la escritura de Oses, la novela está construida de manera que estas dos épocas se conectan a tal punto, que parece que se miraran una a otra en sus respectivos espejos.