Catrileo va acomodando las huellas de sus pies en este espacio, permitiendo que su poesía haga memoria de los delicados protocolos del regreso. Pide permiso, saluda, espera, respira, participa en el ritual y se sostiene. Escuchará a los niños que muy temprano saben cómo suenan los balazos. Será testigo del asesinato de los árboles. Durante el recorrido, la mapu irá susurrando otros lenguajes en ulmos, zorros y lluvia, le irá tiñendo el cuerpo en maqui y barro. Esa será su respuesta.