Nadie ha escrito ni ha muerto por decisión propia, con más
voluptuosidad y mayor rebeldía que Heinrich von Kleist. Toda la
escenificación de su muerte es su última obra de arte: la consumación de
todos los dramas literarios y teatrales que había escrito hasta
entonces. Por eso, este libro comienza con un sugerente texto de Michel
Tournier sobre su suicidio. Después, siguen tres de sus mejores relatos:
«El terremoto de Chile», «La marquesa de O» y «La mendiga de Locarno».
El primero versa sobre la fuerza destructora del Destino y su absurdo
gobierno del mundo. El segundo narra las peripecias de una mujer que ha
quedado encinta y no sabe cómo. El tercero es un cuento de fantasmas. En
cada una de estas tres piezas brilla esa prosa que tanto gustaba a
Kafka, caracterizada por un brillante dominio de los recursos
dramáticos.
El narrador de Sobre el teatro de marionetas describe cómo un
joven pone el pie sobre un taburete en la misma posición que la
escultura romana de El niño de la espina. Al decírselo, el joven mira al
espejo para observar el parecido e intenta repetir la pose, pero ya no
lo consigue. La gracia, la inocencia, han desaparecido: una vez perdida
la naturalidad ya no se vuelve a encontrar. Por eso, si se saben manejar
las marionetas con verdadero arte se puede producir un espectáculo
mejor que el de cualquier bailarín, porque la naturaleza inconsciente
llega a manifestarse en cada uno de sus movimientos. La conciencia
destruye la belleza…
Cierra el volumen un excelente conjunto de textos breves desconocidos en nuestra lengua que Kleist titula «Anécdotas».
«Mi imaginación se encuentra tan activa frente al papel en blanco,
las formas que produce son tan acabadas [...] que me resulta arduo y
doloroso pensar de nuevo en la realidad.»
Heinrich von Kleist
Heinrich Von Kleist
Atalanta
176