La educación libertaria se basa en la ayuda mutua, para estimular y aceptar la diversidad y la creatividad de cada persona. La riqueza de diferencias individuales se opone al uniformismo de la producción en cadena, la masificación y robotización de los grupos humanos. La iniciativa personal, y no el sometimiento a la autoridad, debe sustentar la dinámica educativa, eliminando adoctrinamientos basados en la autorizada de quien los induce.
En Para educar en la libertad encontramos ideas y medios para implementar un proyecto pedagógico anarquista, brotados de la honda convicción de que la educación es una forma de lucha para la libertad, en tanto la práctica política es una forma de intensificar el pensamiento libertario, pues la pedagogía no es neutra, debiendo promover ciertos valores (la libertad) que sólo se ejercitan en su vivencia cotidiana.