A lo largo de sus nueve libros de poesía, Claudio Bertoni ha delineado un mundo literario inconfundible, en el que la contemplación y el certero disparo fotográfico operan de oficio en espacios señalados por la precariedad, el sexo y la belleza. En tal sentido, Dicho sea de paso, más que una antología, es un álbum de toda especie de asombros, un recorrido por lo que el mismo Bertoni llamaría, si la modestia no le impidiera calificarse, una soulful poetry. Desde El cansador intrabajable —su primer, mítico e inencontrable libro— hasta sus últimas entregas —Harakiri y No faltaba más—, este volumen recoge de manera amplia la obra del poeta de Concón, incluyendo la versión íntegra de Sentado en la cuneta y algunos textos inéditos, con lo cual esta publicación está llamada a convertirse en un auténtico punto de referencia, que celebra, además, el cumpleaños numero sesenta de un autor único e imprescindible.La poesía chilena es un perro y ahora vive a la intemperie. Bertoni, que recoge cochayuyos en la costa, lo ejemplifica a la perfección. Roberto BolañoSu poesía, hecha de fragmentos de un diario incesante —work in progress—, de un implosivo, explosivo y acumulativo proceso de maduración, calla porque se mueve, casual y libremente, en el mundo de las relatividades, negándose a la falsedad de la trascendencia y de ciertos saberes fraudulentos. Enrique Lihn“De todos los poetas chilenos vivos es Bertoni el más enigmático, a pesar de ser, casi siempre el más transparente. Eso porque en su obra está la consistencia viscosa de la realidad, la exhibición sin pudor de sus temores, el hálito de un pasado y un presente cercano, el deseo como un feroz e imposible mandato, las imágenes desoladas o ridículas de la vida moderna, la memoria de lo nimio, las canciones secretas que se esfumaron como viejos singles que duran tan sólo una temporada”. Alvaro Bisama