Considerado como ?el libro de autor más importante de la literatura argentina? (Sergio Baur), Veinte poemas para ser leídos en el tranvía fue publicado en Francia en 1922 con un tiraje de 1.000 ejemplares. Esta primera edición fue en gran formato, de 32 cm de alto y 24 de ancho ?léase su título como una buena ironía sobre estas dimensiones-, e incluía diez ilustraciones hechas por el mismo Girondo
y coloreadas por Charles Keller. Hasta ahora jamás se había hecho una edición facsimilar.
Libro fundacional de las vanguardias latinoanoamericanas plagado de imágenes esplendorosas y de vértigo, Veinte poemas para ser leídos en el tranvía aborda la modernidad urbana creando un nuevo espacio y un nuevo tiempo para la poesía. Las imágenes se mezclan desordenadamente y los poemas sobre Buenos Aires, Venecia, Sevilla o Dakar, se suceden rompiendo la pretensión de un orden sucesorio a través de un hablante que asume su discontinuidad y fragmentación, que asume la imposibilidad de hablar desde un ?yo de conjunto?, según la afortunada expresión de Borges. Todo ello amparado en la estética que Girondo verbaliza en el epígrafe: ?En nuestra calidad de latinoamericanos poseemos el mejor estómago del mundo, un estómago ecléctico, libérrimo, capaz de digerir y de digerir bien, tanto unos arenques septentrionales o un kouskous oriental, como una becasina cocinada en la llama o uno de esos chorizos épicos de Castilla?. Es decir, se apropia de las tradiciones culturales, las mezcla, las desnaturaliza para volverlas a dotar de sentido, les agrega elementos ajenos a ellas, y como resultado aparece esta obra única y sin parangón en las letras hispanoamericanas que es la poesía de Oliverio Girondo.
?Es innegable que la eficacia de Olivero Girondo me asusta? Lo he mirado tan hábil, tan apto para desgajarse de un tranvía en plena largada y para renacer sano y salvo entre una amenaza de klaxon y un apartarse de transeúntes, que me he sentido provinciano junto a él? Girondo es un violento. Mira largamente las cosas y de golpe les tira un manotón. Luego, las estruja, las guarda?. Jorge Luis Borges
?Girondo se nos asemeja a un alquimista medieval que con sus ?párpados videntes? está en busca de la lengua universal. Como en Le Livre de Mallarmé, la combinación de elementos permitiría aglutinar todos los significados y superar así la maldición babélica?. Jorge Schwartz
?Libro interesante y revelador que, sin necesidad de imitar como un tití o un salvaje a nadie, traza imágenes rotundas y greguerías que le pertenecen?. Ramón Gómez de la Serna
?Quizás como nadie en ese período, Girondo afecta valores establecidos? Toma a la ciudad moderna al pie de la letra, en lo que su espacio hará posible más que en lo que su espacio permitía en 1920 y 1930. Girondo cree y exige las promesas de la modernidad; más aún, en Buenos Aires él las realiza en sus textos anticipándose a la sociedad misma?. Beatriz Sarlo
Veinte poemas para ser leídos en el tranvía
Girondo, Oliverio
Fecha de publicación: 1/8/2011
Colección: Narrativas
Dimensión:
Alto: 24 cm
Ancho: 32 cm
Peso: 375
Nº Páginas: 60
ISBN: 9789568245849