Entre los procesos judiciales en curso y las sentencias dictadas por crímenes de derechos humanos en Chile, últimamente han salido a la palestra los denominados «cómplices civiles» de la dictadura: políticos, tecnócratas, jueces y empresarios de los más diversos rubros que en esta audaz y completa investigación se presentan con nombre y apellido y que dan forma al perfecto modelo que nos rige hasta hoy. Tirando del hilo de casos emblemáticos como fueron los setenta campesinos desaparecidos de Paine y los diecinueve ciudadanos de Laja y San Rosendo asesinados en un fundo explotado para la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), el periodista Javier Rebolledo va desvelando un entramado siniestro de personas que actuaron directamente en estos hechos horribles. Porque fueron funcionarios de la Papelera —propiedad de la familia Matte— quienes señalaron con el dedo a los detenidos que luego fueron encontrados en una fosa común de un cementerio en Yumbel; porque fue la misma empresa la que facilitó a los carabineros de Laja vehículos para los arrestos y les proporcionó alcohol para «envalentonarlos» antes del fusilamiento. Lo mismo en el caso del clan Kast: tanto el pater familias Michael Kast Schindele como su hijo Christian tuvieron que comparecer ante la justicia por la desaparición de Pedro Vargas Barrientos, exempleado de su restaurante Bavaria. A la sombra de los cuervos viene a demostrar con información seria y rigurosa lo que se rumorea en todos los rincones: que este país lo controlan unos pocos, los mismos que lo vienen haciendo desde hace unos buenos años.