El manifiesto comunista estaba en lo cierto: el capitalismo está entrando en su crisis final. Pero de este proceso de colapso y decadencia, de esta globalización perversa salpicada de precariedad y corruptelas, capaz de hacer resurgir las formas de dominación personal, no parece dispuesta a salir una sociedad mejorada y nueva. El comunismo, afirma Zizek, no es hoy una solución, pero sí el nombre de un problema: el del patrimonio común ... Ver más
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El manifiesto comunista estaba en lo cierto: el capitalismo está entrando en su crisis final. Pero de este proceso de colapso y decadencia, de esta globalización perversa salpicada de precariedad y corruptelas, capaz de hacer resurgir las formas de dominación personal, no parece dispuesta a salir una sociedad mejorada y nueva. El comunismo, afirma Zizek, no es hoy una solución, pero sí el nombre de un problema: el del patrimonio común amenazado de la cultura, la naturaleza, el espacio universal de la humanidad. Para defenderlo, no hay que repetir a Marx: hay que repetir su gesto fundacional de una manera nueva.
El manifiesto comunista estaba en lo cierto: el capitalismo está entrando en su crisis final. Pero de este proceso de colapso y decadencia, de esta globalización perversa salpicada de precariedad y corruptelas, capaz de hacer resurgir las formas de dominación personal, no parece dispuesta a salir una sociedad mejorada y nueva. El comunismo, afirma Zizek, no es hoy una solución, pero sí el nombre de un problema: el del patrimonio común amenazado de la cultura, la naturaleza, el espacio universal de la humanidad. Para defenderlo, no hay que repetir a Marx: hay que repetir su gesto fundacional de una manera nueva.