Durante muchos años, las autoridades sanitarias les han echado la culpa
de todo rechazo a las vacunas a las actividades de los grupos
antivacunación que propagan desinformación a través de Internet. Se
rehusaban a ver que había algo más complejo en el medio. Nunca se
consideró la posibilidad de que las estructuras y prácticas establecidas
tuvieran algo de responsabilidad de lo que estaba sucediendo. El
argumento de este libro es que las dudas relacionadas con las vacunas
—la reticencia a la vacunación— derivan de los cambios que tuvieron
lugar tanto en el modo en que se desarrollan y producen las vacunas como
en el modo en que son formuladas las políticas de vacunación y en
quienes las formulan. Muchas de las vacunas introducidas durante los
últimos años no fueron desarrolladas como respuesta a una necesidad
social urgente. La cambiante estructura de la industria farmacéutica
pareció dar origen a la sensación de que la oportunidad comercial estaba
llegando a desempeñar un papel excesivo en el desarrollo de nuevas
vacunas.