Una novela negra que se convirtió en un referente de culto desde su aparición, destacándose por su tono sobrio, su intensidad contenida y una capacidad única para absorber al lector en una investigación que parece no tener prisa pero no cede un milímetro a la confusión. El libro ha logrado reconocimiento no solo en Japón, donde recibió elogios y premios en su género, sino también entre lectores y críticos de Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Francia e Italia, que le han reconocido su profundidad y su atmósfera inolvidable.
La historia gira en torno a un caso de secuestro y asesinato de una niña que dejó una marca indeleble en la memoria colectiva. A años de distancia, cuando la investigación parece resuelta y cerrada, emergen irregularidades en el expediente que obligan a revisitar aquel episodio. El encargado de prensa de la Jefatura de Policía de la prefectura D, Yoshinobu Mikami, un veterano inspector que ha visto desdibujarse su vida personal, recibe la tarea de reabrir el expediente y conducirlo hacia una verdad que la sociedad quiere olvidar, pero que la memoria de las víctimas exige esclarecer. Su impulso no es solo profesional: está decidido a ofrecer a la familia afectada una oportunidad de cierre, aun cuando ese camino revele que el pasado no se puede encapsular con una simple declaración de “solucionado”.
A medida que Mikami rastrea pista tras pista, la novela desvela un entramado de tensiones: presiones institucionales, límites de la ética periodística y las sombras que la culpa y la fragilidad de las relaciones humanas proyectan sobre la investigación. El caso se desenvuelve con una cadencia deliberada, donde cada hallazgo se percibe como una pieza de un rompecabezas que no quiere encajar, empujando al lector a cuestionar la distancia entre la verdad y lo que una sociedad puede soportar recordar. En ese recorrido, Yokoyama no solo disecciona un crimen, sino también la maquinaria de una burocracia agotada por la repetición y la necesidad de mantener la paz social, lo que añade una capa de complejidad moral que va más allá del puro suspense.
Seis Cuatro es, ante todo, una reflexión sobre la memoria y el peso de la verdad en una cultura que a veces protege la armonía por encima de la precisión, y sobre cómo el pasado puede volver para exigir cuentas cuando menos se espera. Su prosa, precisa y contenida, favorece una experiencia de lectura absorbente y perturbadora, donde el ritmo se construye con paciencia y cada descubrimiento tiene un alcance humano tangible: afecta a las personas, a sus vínculos y a la responsabilidad de quienes, desde el frente policial o desde la esfera pública, deben enfrentar las consecuencias de los hechos. Es una novela que recompensa a quienes buscan tramas de investigación intensas pero cuidadosamente maduras, con personajes complejos y un entorno en el que la cultura y la institución se entrelazan para dibujar un retrato inquietante de la verdad y sus costos.
