Nuestros días serán infinitos, de Claire Fuller, Editorial Impedimenta, es una novela que desarma la confianza y storea una historia de supervivencia que transita entre la ternura y el terror. En el verano de 1976, Peggy Hillcoat tiene ocho años y vive bajo la sombra de un hombre que ha convertido la casa en un refugio: su padre, James, obsesionado con la autosuficiencia y la seguridad absoluta. El sótano se llena de herramientas, silencios y un piano de madera que no emite ninguna nota, como si la música hubiese quedado atrapada en las paredes. En un giro abrupto, James secuestra a Peggy y la lleva a una cabaña escondida en un bosque que parece inabordable. Le promete que el mundo ha acabado, y la vida de Peggy, junto a su padre, se desdobla en un cautiverio minuciosamente orquestado.Aislados de toda señal de humanidad, padre e hija aprenden a vivir en un relato compartido que nadie más puede contradecir. Peggy crece en ese entorno de verdad sujeta a la voluntad de James, sin cuestionar si lo que ve y oye corresponde a la realidad o a la imaginación de un niño que ha perdido el contacto con el mundo. El bosque, el silencio y las rutinas se vuelven la masa de la memoria que ella acepta como verdad. Todo cambia cuando Peggy descubre unas botas abandonadas; ese objeto tangible desata una búsqueda desesperada por entender qué ocurrió realmente la última noche que pasó con James y cuál fue la verdad que ha sido enterrada bajo capas de mentira.La novela es una exploración feroz de la infancia frágil y de la manipulación psíquica. Fuller construye una voz narrativa que, desde la propia inocencia, revela la gravedad de las mentiras y las cicatrices que dejan a largo plazo. La tensión se mantiene en un crescendo sutil: cada detalle, cada gesto, cada secreto insinuado, empuja a Peggy hacia una verdad que podría liberar o condenar para siempre. Es un thriller psicológico que no solo inquieta por la intriga, sino por las preguntas que deja intactas: ¿qué es real cuando la memoria está fabricada? ¿Qué precio tiene la verdad cuando el mundo que uno aprende a confiar es, en realidad, una prisión?Con una prosa clara y precisa, la novela equilibra delicadeza y oscuridad, explorando la delicada frontera entre juego y realidad y mostrando cómo las voces de la infancia pueden sostenerse incluso cuando todo a su alrededor parece desmoronarse. Un relato que permanece, que invita a revisar las propias certezas y que confirma a Claire Fuller como una narradora capaz de convertir lo íntimo en una experiencia universal. Impedimenta invita a sumergirse en una lectura que sorprende, duele y recompensa con una revelación contundente.