Mauricio Weibel revisó miles de documentos secretos del régimen cívico militar de Augusto Pinochet para recrear una parte no contada de nuestra historia, que es también la de su generación. La de aquellos niños de entre doce y diecisiete que abrazaron las utopías y las armas del siglo XX cuando este agonizaba. Es el testimonio de la lucha de los adolescentes que crearon centros de alumnos, organizaron milicias y construyeron alianzas políticas imposibles a nivel nacional, desde demócrata cristianos hasta marxistas ortodoxos. “En esos tiempos nadie sabía que la CNI espiaba a los niños en los colegios, que los profesores sólo podían ser contratados en los liceos si lo autorizaban por escrito los equipos de inteligencia o que los ministros de Educación portaban armas compradas con fondos públicos. Intuimos siempre que la lucha contra la dictadura era enorme, pero jamás atisbamos todas sus oscuridades”.