«La conversación en la sombra, en la penumbra sucia, era siempre
literaria hasta el extremo, hasta el agotamiento», escribe Jorge Edwards
en este primer y brillante volumen de memorias que constituye una
historia a la vez íntima y generacional del descubrimiento de la
literatura, un hallazgo a contracorriente del Santiago conservador de su
infancia y de su casa «burguesa, prudente, cuidadosa, temerosa del qué
dirán, del exceso, de la espontaneidad de cualquier tipo, de casi todo».
La formación de un escritor en sus claroscuros queda magistralmente
retratada en estas páginas, desde los recuerdos iniciales al cobijo de
una madre, Picha —«la simpática, la estupenda, la dulce»—, y de una
clase social inexpugnable, pasando por traumas infantiles, profundas
heridas debidas a un cura, la formación jesuita en el Colegio San
Ignacio (donde tuvo entre sus profesores al sacerdote Alberto Hurtado),
las primeras lecturas reveladoras, el erotismo, hasta los personajes de
los años cuarenta y vísperas de los cincuenta, el impacto del
conocimiento de Pablo Neruda, y el encuentro con Alejandro Jodorowsky,
Enrique Lihn y los surrealistas…
Los círculos morados, es decir las marcas del vino en las comisuras de
los labios en los años de la bohemia y la rebeldía, es una lectura
honesta, íntima y vibrante. Un retrato literario de una vida y de una
época. Espléndidamente escrito.