La ceremonia del té es una de las disciplinas más refinadas,
sofisticadas y distintivas de la cultura japonesa. Lo que comenzó como
un simple pasatiempo, se convirtió con el devenir de los siglos en una
habilidad social imprescindible entre las clases distinguidas, hasta
transformarse en un camino de reflexión, meditación y autoconocimiento y
en un modo de preservar el legado cultural del Japón tradicional. En
estos cien poemas, inscritos en las puertas correderas de una de las
salas del Konninchi-an en Kioto, se plasma la imperecedera sabiduría de
los maestros del té del pasado: un valioso tesoro transmitido de
generación en generación que hoy llega hasta nosotros para recordarnos
que la belleza existe también allí donde no se la busca.