La historia del arte comenzó con las invasiones bárbaras. Ciertamente esto no quiere decir que fue escrita desde las invasiones del Imperio romano conducidas, en los siglos IV y V de nuestra era, por los llamados pueblos bárbaros o germánicos. Y menos todavía que el arte no hubiera tenido historia antes de esas grandes invasiones. Lo cual significa que una verdadera historia del arte no ha sido posible más que a partir del momento en que, con el cambio de los siglos XVIII y XIX, las invasiones bárbaras fueron pensadas como el acontecimiento decisivo en virtud del cual Occidente se había comprometido con la Modernidad, es decir, con la conciencia de su propia historicidad. Tampoco como la catástrofe que precipitó a Europa en la oscuridad de la Edad Media, sino por el contrario como la salida saludable de un largo período de estancamiento que sólo podía acabar en la descomposición. Este libro analiza los preconceptos antropológicos y las fantasías en que cayeron los estilos artísticos y los historiadores del arte de los siglos XVIII y XIX, que trajeron consecuencias de muy larga duración.