Laura es psicoanalista y, de manera inesperada, encuentra el cadáver de
Ana, su vecina, víctima de lo que parece ser un suicidio. El diario
íntimo de Ana está en la mesa de luz y Laura lo toma. Allí encuentra
las claves que la llevan a imaginar lo que pasó, a solidarizarse con
alguien que padecía la soledad y el desamparo. Pero tiene miedo. Porque
Ana, esa vecina hermosa que al borde de la juventud creyó encontrar lo
que siempre había deseado, fue devorada por un hombre inteligente y
sensible aunque capaz de toda crueldad. La investigación no es lo de
Laura porque ya no se trata del diván seguro de su profesión: es la
vida... y es su propia soledad. La confrontación no será entonces
solamente con el sospechoso, sino con ella misma. ¿Estamos ante una
novela de suspenso? ¿Es una novela negra marcada por lo social que
cuestiona lo dado y revela lo indeseable? ¿Se trata de sumisión y
sadomasoquismo o de un femicidio? Alicia Plante se mete con el hilo
delgado que separa lo cotidiano de lo profundo, con aquello que va
surgiendo como consecuencia de una mirada indiscreta y analítica sobre
ciertos vínculos tortuosos entre las personas.