El mundo de Anna se ha derrumbado de repente: su matrimonio se ha acabado y tiene que rehacer su vida. Pero cuando mira a su alrededor solo ve las tristes plantas marchitas de la terraza. Por casualidad en su camino se cruza María, quien, después de un ictus, siente un gran desasosiego ante la incertidumbre del futuro. ¿Cómo se vuelve a la rutina como si nada hubiera pasado tras haber descubierto que has estado muy cerca de la muerte? ¿Cómo le dices a un niño de cuatro años que papá y mamá ya no se quieren? ¿Cómo puede María comenzar a vivir de nuevo y Anna volver a sentir? Las dos mujeres tienen un importante reto por delante que va más allá de hacer florecer las plantas de la terraza de Anna. Tras un invierno muy largo, tendrán que aprender a cuidarse a sí mismas.