«Nosotros no éramos unos jipis colgados, excéntricos, egoístas,
cobardes, quejicas, ni los burguesitos asilvestrados a la moda que
aparecen en las películas y en los documentales que, supuestamente,
reflejan aquellos tiempos. [...] Los adultos no tenían ni idea de lo que
había que hacer, así que todo dependía de nosotros: los mejores, los
más valientes, los más brillantes, teníamos que ponernos a arreglar el
mundo. Hicimos lo que pudimos, y me alegra haber estado allí.» Expreso
al paraíso: memoria de una locura es, por extensión, la azarosa crónica
de la epopeya generacional vivida por buena parte de la Norteamérica
jipi en los años sesenta ?y, en lo que al autor respecta, del delirante
acceso de iluminación padecido y su no menos azaroso retorno a la
cordura?. Galardonada con el Premio ALA (concedido por la Asociación
Americana de Bibliotecas), cuéntase entre las crónicas autobiográficas
más representativas de aquella década prodigiosa. A propósito de
aquella locura, Kurt Vonnegut, padre del autor, afirmaría: «Cuando Mark
enloqueció, él no se alejó de mí. Siempre mantuvo intacto un núcleo de
sabiduría al que yo podía dirigirme». Mark señalaría al respecto: «No
estaba seguro de que fuera él, pero debo decir que, mientras no estaba
en mis cabales, mantuve algunas conversaciones muy interesantes con mi
padre (aclaro que cuando él no estaba allí)». Ironías del destino, sería
el propio autor de Matadero cinco ?y otras proféticas novelas que
instaban a abandonar la racionalidad como única forma de sobrevivir en
un planeta demente y cruel? quien, inadvertidamente, ejercería una
notable influencia en los planes de su hijo para fundar una comuna en la
tierra prometida y, alumbrado ya por sus mesiánicos delirios, tratar de
salvar a los elegidos. A partir de este momento, con una prosa
humilde y no exenta de humor, el autor nos adentra en la otra cara de la
historia ?la gestación de su locura. Sus adeptos, para colmo, se
aferraban al precepto jipi que sostenía que la esquizofrenia era una
respuesta cuerda a una sociedad demente y nada hacían para remediarlo.
Las drogas, la desnutrición, las dificultades y la neurosis colectiva
pusieron el resto. Tan delirante y cándida como, por momentos,
trágica, es esta la insólita historia de un iluminado contra héroe que
perderá la razón para, milagrosamente, recuperarla y sobrevivir para
contarlo.