Caleb no es un chico corriente. Ha tenido una vida complicada, quizá por
las habilidades especiales que lo convierten, a sus ojos, en un
monstruo. El destino lo ha llevado a trabajar para gente de moral
dudosa, a hacer cosas que le han manchado las manos y el alma. Entonces,
una de sus misiones se complica y se le asigna vigilar a Victoria, una
humana tan normal como cualquier otra, con un trabajo rutinario, un
apartamento pequeño y un gato extraño. Debería ser el trabajo más fácil
del mundo, pero Caleb termina por elegir entre el mundo que conoce y la
única persona que alguna vez le ha importado.