"Lo único que existe es este presente en el que navegamos entre un
pasado cambiante y un futuro imprevisible. La realidad está ahí, siempre
al alcance de nuestra mano, y lo que cambia son las interpretaciones
que hacemos de ella, el cuento que nos contamos. El Zen es el mejor
método que el ser humano ha encontrado para poder disfrutar de ese
cuento sin sufrir demasiado por él, la mejor manera de dejar de ser un
actor enloquecido que se cree su personaje." Contrariamente a la
tradición occidental, en la cual los cuentos suelen ser moralizantes o
ejemplos de conducta, los cuentos zen no tienen moraleja. Por regla
general, no pretenden hacernos reflexionar ni que obtengamos enseñanza
alguna. Tampoco pretenden lo contrario. La intención de estas historias
es crear en el oyente un vacío, una pequeña grieta en el muro de sus
opiniones por la que este puede asomarse a la verdadera realidad de las
cosas.