El oso Ale nace con la voluntad de hacer que los niños y niñas se sientan reflejados en él y puedan asimilar y verbalizar mejor lo que les ocurre. La conejita Gilda está muy preocupada porque el oso Ale no responde a sus cartas. ¿Y si se ha olvidado de ella? Nada mejor que ir en su busca para comprobarlo. Se dará cuenta, así, de que sigue siendo su mejor amigo, aunque no actúe como ella esperaría. Simplemente, él es así.