En Iquitos, el Cónsul de un país innominado debe enfrentar un doble acoso: el de la autoridad que persigue los pasos de un refugiado político, y el de los celos incontrolables de su hija Anna, que ha llegado para celebrar con él sus diecinueve años. Una ominosa atmósfera se vive en esta ciudad de antiguo esplendor cauchero, aislada en la Amazonia Peruana, Tierra caliente, rodeada de ríos, la última gran frontera donde, según los lugareños, alguna vez estuvo el Paraíso. Pero es también tierra de lluvias torrenciales, donde se respira el olor estancado de la droga y de la muerte. Llegan allí como ecos lejanos las noticias del planeta, a un mundo ecuatorial que escinde a los personajes en hemisferios éticos irreconciliables. El de la pasión furiosa y la intriga, y el del amor que transita de lo inconfesado a la tragedia. Una novela de singular poderío, profundamente actual, cuya fidelidad a lo vernáculo aparece como sólida base de su alcance universal. Una prosa transparente, cercana a la perfección, que cala profundamente sin recurrir jamás al exceso verbal. La engañosa sencillez propia del escritor dueño del señorío verdadero de la lengua.