El nombre de Nerón, emperador del Imperio romano entre los años 54 y el 68, ha sido durante mucho tiempo sinónimo de crueldad, decadencia y despotismo. Según nos han contado, ordenó prender fuego a Roma y, mientras tanto, él tocaba la lira; luego, hizo limpiar los destrozos y las ruinas carbonizadas y construyó un gran palacio. Cometió incesto con su madre, Agripina, quien lo puso en el trono, y luego lo asesinó... Pero todas estas historias no forman una imagen completa del personaje, lleno de matices y contradicciones.Por el contrario, durante su mandato, el Imperio estuvo bien administrado; presidió triunfos diplomáticos, y las legiones finalmente consquistaron Britania, tras vencer a la feroz reina icena Boudica, que había encabezado una de las mayores revueltas a las que Roma jamás se tuvo que enfrentar. Nerón amaba el arte, la cultura y la música, y se ganó la fidelidad de las clases bajas organizando espectáculos grandiosos. Y, según parece, no mandó incendiar Roma.Ahora, al fin, gracias a esta biografía escrita por el historiador Anthony Everitt y el periodista de investigación Roddy Ashworth, podemos comprender realmente quién fue Nerón y cuál fue su historia. Y, además, podemos disfrutar de una antigua Roma que cobra vida.