El desarraigo, publicado por primera vez en 1964, puede ser leído aún hoy como una reflexión clave sobre el oficio de sociólogo. ¿Cómo estudiar una sociedad profundamente transformada por la guerra y el capitalismo, en el momento mismo en que esos cambios están teniendo lugar? ¿Es posible preservar la consistencia metodológica y teórica del análisis sin resignar las convicciones ideológicas sobre lo que está en juego? Con este libro, Pierre Bourdieu y Abdelmalek Sayad revolucionaron el campo de las ciencias sociales, al desplegar un trabajo etnográfico que se nutre de todos los recursos a su alcance (entrevistas, estadísticas, encuestas) y al demostrar que el valor científico y el político pueden potenciarse.
En una Argelia bajo el fuego de la guerra de independencia, los entonces jóvenes sociólogos se ganan la confianza de los pobladores, recorren carreteras prohibidas, entre puestos de control y alertas de minas, se adentran en los tugurios y los barrios populares, y durante la noche discuten y transcriben las observaciones del día. Pero su programa sociológico no se limita a denunciar las condiciones de vida generadas por la dominación colonial. Su objetivo es conocer los efectos provocados por el desplazamiento forzado de las poblaciones campesinas a virtuales campos de concentración, los cambios en la relación con el trabajo y la vivencia del desempleo, los nuevos modos de consumo según las clases sociales y la adaptación de poblaciones rurales al hábitat moderno. Se trata de estudiar el impacto del capitalismo en una economía basada sobre la reciprocidad y la solidaridad, así como el modo en que estas poblaciones marginadas afrontan la desaparición del campesinado sin las disposiciones sociales y culturales para insertarse en nuevos sectores productivos.
Esta edición ampliada con documentos inéditos y enriquecida por la presentación del sociólogo Amín Pérez permite redescubrir la vigencia de una de las obras más importantes del patrimonio de las ciencias sociales. Al registrar con maestría el proceso de transición al capitalismo –cuando se desmantelan las estructuras sociales y los ritmos de la vida comunitaria, y el trabajo pierde su función social para asumir el mandato de la rentabilidad y el lucro–, El desarraigo ofrece indicios, una vez más, para comprender el mundo social y, en particular, la precariedad que afecta hoy a las poblaciones más vulnerables.