Solo se llega a conocer un lugar cuando uno lo experimenta en el mayor número de dimensiones posibles. Para apropiarse de un lugar hay que haber llegado a este desde cada uno de los cuatro puntos cardinales; como también hay que haberlo abandonado en todas estas direcciones. Si no; uno se lo cruzará en el camino de manera inesperada tres; cuatro veces antes de estar preparado para dar con él. En una fase posterior; uno lo busca; lo usa para orientarse. Sucede lo mismo con las casas. Solo se alcanza a saber lo que contienen después de haber recorrido muchas otras en busca de una concreta. También hay que haber recorrido las calles en tranvía para poder ver que esta lucha se extiende a lo largo de los diversos pisos para al fin alcanzar su estadio decisivo en los tejados. Hasta allí únicamente llegan las palabras más duras; más antiguas de los carteles de las tiendas y solo desde el aire se tiene ante los ojos la élite industrial de la ciudad (en este caso unos cuantos nombres). Walter Benjamin