Futaro Uesugi es un joven decidido y trabajador y hoy está más feliz
que nunca: se está por casar con el amor de su vida, una hermosa mujer
de la prestigiosa familia Nakano y todo es color de rosa. Excepto que
todavía faltan años para ese momento de felicidad…
Futaro Uesugi es
un adolescente honesto y con notas perfectas, pero acomplejado,
antisocial y terriblemente pobre. Su madre murió cuando era chico y él
se pasa los días contando las monedas para que su hermanita tenga una
niñez normal. Su rutina cambia por completo el día en que un magnate le
encarga que le dé clases particulares a sus cinco hermosas pero
irresponsables hijas quintillizas (idénticas, por esos milagros de la
genética del manga), que además de su enorme parecido sólo tienen en
común que todas son pésimas estudiantes. Así conocerá a -sin repetir y
sin soplar- a Itsuki, Ichika, Yotsuba, Miku y Nino Nakano, a quienes
tendrá que convencer de agarrar los libros y explotar sus puntos fuerte
si quiere llevar unos mangos más a casa. Las chicas en principio no se
lo bancan y lo esquivan como a la peste, así que Futaro deberá aprender a
lidiar con sus cinco personalidades al tiempo que los sentimientos
tanto de las chicas como las suyas van mutando. Todo se complica cuando a
través de una misteriosa foto de una de las hermanas cuando era chica,
se da cuenta de que ya conoció a una de las cinco en la infancia, en un
momento clave que cambió el rumbo de su vida. ¿Cuál de las cinco será
esta chica que le movió el piso años atrás? ¿Cuál será aquella con la
que se case años adelante? ¿Cuál será la que antes aclare sus
sentimientos? Estas y quinientas preguntas más irán surgiendo a lo largo
de los más variados arcos, pasando por un espectro de emociones tan
variados como la personalidad, peinado, y movimiento distintivo de sus
protagonistas.