¿Qué hay que hacer con un alce que cruza la calle imprudentemente? ¿Con un oso sorprendido allanando una morada? ¿Con un árbol asesino? Hace trescientos años, a los animales que infringían la ley se les asignaba un abogado y se los juzgaba. Hoy en día, las respuestas no se encuentran en la jurisprudencia, sino en la ciencia: la curiosa ciencia de los conflictos entre el hombre y la vida salvaje, una disciplina en la encrucijada del comportamiento humano y la biología de la vida salvaje.