En esta breve pero lúcida obra, la autora ofrece una critica contundente a esa izquierda posmoderna, cuyo relativismo radical, hipersensibilidad lingüística y trato desigual basado en rasgos identitarios erosionan los principios básicos del liberalismo, el compromiso con la verdad, la igualdad ante la ley y el diálogo democrático.