¡Este lobo no consigue tener un respiro! Desde que los tres cerditos empezaron a enseñar a todo el mundo las habilidades ninja, soplar y resoplar no es suficiente para conseguir un buen banquete. El ansia del lobo por la carne le lleva a tomar clases en el gimnasio, y no tarda en atreverse a probar sus nuevos conocimientos. Una niña y su diminuta abuelita deberían ser objetivos fáciles, ¿verdad? ¡No si Caperucita Roja tiene algo que decir al respecto! ¡Kiya!