Del multipremiado narrador, músico y audiovisualista portugués Afonso Cruz llega esta obra divertida, sutil y no por eso menos aguda, que critica la obsesión por adquirir bienes materiales y el afán por hacer solo cosas que nos generen provecho —en desmedro de lo inútil, es decir, del ocio creador—, para subrayar la importancia de la creatividad, la belleza y la poesía. ¿Para qué querría cualquier persona un poeta en casa? Esa es la pregunta que atraviesa la trama de este libro que, sin querer queriendo, dialoga también con eminentes antiutilitaristas, como George Bataille, Dylan Thomas, Teresa de Ávila, Ramón Gómez de la Serna, Claude Bernard o Hölderlin, quien aseguró que “todo lo que permanece fue fundado por la poesía”.
Afonso Cruz: (figueira da foz, 1971) Es escritor, realizador de películas de animación, ilustrador y músico portugués. Ha publicado 13 libros de ficción, entre los que destacan A carne de Deus (2008, novela), Los libros que devoraron a mi padre (2010, cuentos), La contradicción humana (2011, Premio SPA/RTP para Mejor Libro de Literatura Infantil y Juvenil), La muñeca de Kokoschka (2010, novela, Premio de Literatura de la Unión Europea) y Jesucristo bebía cerveza (2014, novela, Libro del Año por Time Out Lisboa y por los lectores de Público).
Un libro que posee la levedad de la que hablaba Ítalo Calvino a la hora de definir las grandes cualidades que tendría este siglo. Porque este libro posee “el ágil salto repentino del poeta filósofo que se alza sobre la pesadez del mundo, demostrando que su gravedad contiene el secreto de la levedad, mientras que lo que muchos consideran la vitalidad de los tiempos, ruidosa, agresiva, rabiosa y atronadora, pertenece al reino de la muerte, como un cementerio de automóviles herrumbrosos”.