El estreno del primer capítulo de Twin Peaks, el 8 de abril de 1990, está considerado como un momento fundacional en la historia de la televisión: en gran medida, David Lynch y Mark Frost sentaron las bases de lo que sería en el futuro el formato de la serie televisiva, anticipándose a fenómenos como Perdidos. Sin embargo, tal y como argumenta Pacôme Thiellement en este volumen de ensayos iluminadores sobre el que sin duda es uno de los trabajos más conocidos y reconocidos de David Lynch, la intención del creador de Twin Peaks no fue tanto revolucionar la televisión como reflexionar sobre el lenguaje televisivo de su tiempo y, de paso, alertar sobre la crisis que estaba atravesando la ficción concebida para la pequeña pantalla.