«Alemania está muerta. Para nosotros, está muerta . Ha sido un sueño. ¡Véalo de una vez, por favor!». De esta manera se dirige Joseph Roth a su gran amigo Stefan Zweig, con quien mantuvo una singular y reveladora orrespondencia que les permitió compartir intereses literarios, afinidades intelectuales, consejos personales y confesiones sentimentales. Roth, perspicaz y obsesivo, supo ver desde el principio eldestino que le esperaba con el ascenso del nacionalsocialismo y se exilió, mientras que Zweig intentóEncuadernación: RústicaColección: Acantilado, 302 denodadamente—y en vano—transigir, hasta convencerse de que debía emigrar. Esta colección de cartas no es sólo la crónica de un tiempo turbulento en que se impuso la barbarie, sino sobre todo el testimonio del extraordinario compromiso de dos grandes escritores europeos del siglo pasado con la razón ylos valores del humanismo.