Una formidable biografía de uno de los pianistas más emblemáticos de la historia: Glenn Gould, y del “dúo dinámico” que lo acompañó: su afinador, el casi ciego y sinestésico Vern Edquist, y su piano, el CD 318, al cual el canadiense dedicó una milimétrica y obsesiva búsqueda, no sin discutir con Edquist, por el sonido perfecto. Gould, un artista que renunció al formato de concierto y se dedicó a realizar grabaciones que se volvieron fundamentales, tuvo una relación fascinante con su piano.