Hoy, a cincuenta años del golpe de Estado civil-militar, los aportes del
gobierno de la Unidad Popular forman parte del acervo sobre el cual se
levanta la alternativa antiimperialista, socialista y anticapitalista.
La
experiencia histórica violentada el 11 de septiembre de 1973 sigue
enriqueciendo el proyecto humanista en el que confluyen en la actualidad
los aportes de los movimientos de los pueblos originarios, de género,
de defensa de los derechos humanos o de lucha contra el cambio
climático.
Salvador Allende no fracasó; la Unidad Popular no fue
derrotada. Y tampoco cabe reducir a Salvador Allende a la condición de
Presidente mártir sin visión política, pues su pensamiento emancipador
mantiene su vigencia, está vivo, al igual que el programa de la Unidad
Popular.