El tercer tomo de la Poesía completa de Pablo Neruda nos sumerge en sus cuatro libros de odas elementales, una obra que el poeta concibió como "una larga historia de este tiempo, de las cosas, de los oficios, de las gentes, de las frutas, de las flores, de la vida, de mi visión, de la lucha, en fin, de todo lo que podía englobar de nuevo en un vasto impulso cíclico de mi creación". En este volumen, Neruda sigue buscando la claridad y rechaza el hermetismo en su poesía. Para él, la poesía debía ser como el pan, y "compartirse con (…) nuestra vasta, increíble, extraordinaria familia de pueblos". Asimismo, busca asumir la voz de todos, como lo manifiesta en el poema "El hombre invisible": "yo quiero / que todos vivan en mi vida / y canten en mi canto (…) / No puedo / sin la vida vivir, / sin el hombre ser hombre".
En 1958, Neruda publica un poemario desconcertante llamado Estravagario, que marca un cambio significativo en su obra y que también se incluye en este volumen. Los orígenes de este cambio deben buscarse en 1956, cuando el poeta, al igual que muchos otros comunistas, experimentó el impacto del informe de Nikita Kruschev ante el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, en el que se reconocían los crímenes de Stalin. En sus memorias, Neruda escribió: "A esta revelación que sacudió el alma, subsiguió un doloroso estado de conciencia". Aunque Neruda no renunció a su partido ni a su compromiso político, su poesía cambió: abandonó el tono profético, las certidumbres utópicas, la certeza de dónde estaban el bien y el mal, y el optimismo histórico. Con Estravagario, inaugura una poesía lúdica, en la que explora "otros lenguajes, otros signos" para conocer el mundo: una visión ambivalente y antidogmática de la vida.
En resumen, este volumen reúne los libros de odas elementales de Neruda, en los que el poeta busca la claridad y la conexión con la vida y la gente, así como su poemario Estravagario, que marca un cambio significativo en su obra y revela una nueva visión del mundo. Con una poesía lúdica, ambivalente y antidogmática, Pablo Neruda nos invita a explorar distintas formas de conocer y comprender el mundo que nos rodea.