El término informática en la nube surgió en 1996, cuando un grupo de líderes del sector tecnológico y Compaq, que por aquel entonces era uno de los principales productores de ordenadores personales, se reunieron para discutir el futuro de la informática, y en especial de Internet. Tenían la esperanza de que las aplicaciones adaptadas a la informática en la nube dispararían las ventas. Aunque no tenían una idea del todo clara, concluyeron que las aplicaciones para el almacenaje online de los datos de los consumidores probablemente estarían entre las triunfadoras.Hoy podemos decir que la informática en la nube se ha convertido en un poderoso sistema para producir, almacenar, analizar y distribuir datos, información, aplicaciones y servicios para organizaciones y particulares. Si, por ejemplo, te comunicas con Gmail, descargas música de iCloud o compras libros Kindle en Amazon, entonces conoces y utilizas la nube. De modo que todos, de una forma u otra, la estamos utilizando.Como la nube, Big Data despierta entusiasmo entre sus defensores, y se ha convertido en un instrumento formidable, empleado incluso en aspectos inicialmente inesperados, como podría ser la predicción.Pero junto a esas nubes brillantes, también existen nubes negras. Vincent Mosco analiza unas y otras, matiza su relevancia, y describe virtudes y defectos, potencialidades y peligros, en torno al almacenaje, procesamiento y distribución de datos, aplicaciones y servicios, tanto para usuarios individuales como para organizaciones.